viernes, 29 de agosto de 2008
Diez cosillas para NO SER Cómplices de la Violencia contra las Mujeres
El silencio nos hace cómplices. La violencia contra las mujeres es un problema de hombres porque los que maltratan actúan en nombre de unos supuestos derechos masculinos.
ES UN PROBLEMA DE HOMBRES QUE SUFREN LAS MUJERES.
La violencia es la falta de respeto hacia los derechos básicos de otras personas. Hay muchas formas de emplear la violencia, la más conocida es la física, pero hay otras formas de violencia tan cotidianas que no llaman la atención.
El trabajo doméstico. Casi todas las mujeres (tengan o no un trabajo remunerado) asumen la mayoría de las tareas domésticas, una forma de explotación que no se cobra ni conoce vacaciones.
Los chistes machistas, los piropos, la desconsideración hacia las opiniones de las mujeres, o la presión para que consigan un cuerpo determinado, las reduce a meros objetos sexuales.
Cuando se paga menos a las mujeres que realizan el mismo trabajo que los hombres o se controlan sus gastos limitamos su autonomía económica.
Dificultamos el reparto equitativo de los puestos de decisión cada vez que en igualdad de condiciones elegimos a un hombre para desempeñarlo.
El lenguaje es otra forma de violencia cuando las incluimos en el masculino (todos, los...) o se utilizan expresiones como: esto es un coñazo, una putada, de puta madre, etc.
Utilizamos sexualmente a las mujeres cuando se las trata como un objeto para la satisfacción sexual de los hombres o no se respetan sus formas de vivir la sexualidad.
El silencio ante la violencia a la que muchas mujeres son sometidas nos hace cómplices de quienes las agreden. Denuncia públicamente los casos que conozcas.
Su erradicación es responsabilidad de tod@s.
NO SEREMOS REALMENTE LIBRES mientras nuestra libertad se asiente sobre la discriminación y la violencia contra las mujeres.
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