viernes, 7 de marzo de 2008

Isaías Carrasco

Vivió tranquilo y seguro
amo tanto a la vida que,
cuando llego a la tumba
un absoluto silencio
le dio la bienvenida,
nadie le esperaba,
en este lugar frío.

"No enterréis mi alma
que esta aún respira.
No enterréis los recuerdos,
ni cerréis las puertas
porque aún en la tristeza,
la libertad, no tiene cadenas".

Ya solo tengo palabras
para consolar tu marcha.
Bajo un llanto callado
maldigo los sueños
que contigo terminaron.
Solo llega el gemido,
el olor a flores,
más no es tu aliento,
es el de la muerte
que llevas dentro.
Una muerte que sin invitación
llego de la mano de tu asesino.

Recuerdo a un amigo.

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